“Todo pueblos tiene el derecho de liberarse de toda dominación colonial o extranjera directa o indirecta y de todos los regímenes racistas”
Art. 6 Declaración de los Derechos de los Pueblos,
4 de julio de 1976, Argel.
Documento base del TTP.
El Tribunal Permanente de los Pueblos (TTP) es el tribunal ético y de conciencia más antiguo y reconocido del mundo. Es un organismo internacional no gubernamental establecido en 1979, cuya misión específica es la de transformar en permanentes las funciones que habían tenido los Tribunales Russell sobre Vietnam (1966-1967) y sobre las Dictaduras de América Latina (1974-1976): garantizar un espacio de visibilidad, de toma de palabra, de juicio a las violaciones masivas de los derechos humanos (individuales y colectivos), y a los derechos de los pueblos, que no encuentran respuestas institucionales a nivel nacional o internacional.
Desde entonces se ha avocado a la defensa de los derechos de los pueblos mediante una legislación internacional basada en la “Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos”.
De octubre del 2011 a principios de noviembre 2014, el TTP sesionó en distintas partes del país para juzgar al Estado Mexicano. Las Temáticas para el capítulo México del TPP fueron:
- Guerra sucia como violencia, impunidad y falta de acceso a la justicia.
- Feminicidios y violencia de género.
- Migración, refugio y desplazamiento forzado.
- Violencia contra las y los trabajadores.
- Violencia contra el maíz, la soberanía alimentaria y la autonomía.
- Devastación ambiental y derechos de los pueblos.
- Desinformación, censura y violencia contra los comunicadores.
Los días 8, 9 y 10 de noviembre de 2014, en el Museo de la Ciudad de México, se llevó a cabo la Audiencia Transtemática sobre Destrucción de la Juventud y las Generaciones Futuras con los ejes:
- Negación y exclusión de la juventud en la política, democracia y libertades democráticas
- Violencia económica y material contra la juventud.
- Exclusión, destrucción e imposición cultural, educativa y comunicacional contra la juventud.
- Expulsión de las y los jóvenes del campo y destrucción del campo y de la identidad indígena para las generaciones futuras.
- Urbanización y libre comercio contra la juventud y las generaciones futura.
- Crisis de la salud de la juventud mexicana y destrucción del ambiente para las generaciones futuras.
- Feminicidio y violencias de género.
- Juvenicidio y guerra contra la juventud.
El jurado estuvo integrado por Daniel Giménez Cacho, México, actor, Carlos Martín Beristain, País Vasco, médico, coordinador del Informe Guatemala Nunca Más, Graciela Daleo, Argentina, sobreviviente de la dictadura, miembro de la Cátedra Libre de Derechos Humanos de la Universidad de Buenos Aires; Marcelo Dias Carcanholo, Brasil, economista, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico, y Gianni Tognoni, Italia, secretario general del Tribunal Permanente de los Pueblos.
La EAEZ participó en dos de estos ejes.
El 8 de noviembre la EAEZ participó en el eje Exclusión, Destrucción e Imposición cultural, educativa y comunicacional contra la Juventud.
El término genocidio fue creado por el jurista Raphael Lemkin en 1944. Lo definió como “la aniquilación planificada y sistemática de un grupo nacional, étnico, racial o religioso, o su destrucción hasta que deja de existir como grupo”.
Explicó que dicho crimen no significa necesariamente la destrucción inmediata y total de un grupo, sino también una serie de acciones planificadas para destruir los elementos básicos de la existencia grupal, tales como el idioma y la cultura.
Buenas tardes. Mi nombre es Filo Zitlalxochitzin, soy promotor de educación de la Escuela Autónoma Emiliano Zapata.
Como Escuela, somos integrantes del Congreso Nacional Indígena, el CNI, nuestros compañeros y compañeras son los pueblos originarios de México que están en rebeldía y en resistencia.
Nuestra escuela se encuentra en la Mixteca, al sur del estado de Puebla. No estamos reconocidos por la SEP, no nos interesa estar reconocidos por tan corrupta institución.
No somos una escuela pública, no estamos gestionados por el Estado mexicano ni estamos subordinados ni recibimos apoyo alguno de ninguno de los 3 niveles de gobierno: federal, estatal o municipal. Tampoco somos una escuela privada, no estamos administrados por una empresa o individuos particulares que cobran cuotas a los estudiantes por los servicios brindados.
Somos, como nuestro nombre lo dice, autónomos. Afirmamos que somos una escuela porque en nuestras 3 aulas se imparten clases públicas, científicas y gratuitas a niños, jóvenes y adultos; pero también, porque tenemos una corriente de pensamiento propia, es decir, nuestra propia concepción del mundo, desde la cultura náhuatl.
Y desde ahí, desde la cultura náhuatl, es que decimos que se ha cometido el crimen de genocidio contra la comunidad nahua de Santa Clara Huitziltepec.
“Guerra de Exterminio”, es como llamamos los pueblos y organizaciones del CNI a esta guerra que, durante 5 siglos, ha cobrado la vida de millones de indígenas en este continente.
Es la guerra de la civilización cristiano-occidental contra la civilización originaria de estas tierras. No importa si es un reino europeo o una empresa trasnacional, de lo que se trata es de que la riqueza de estas tierras fluya hacia Occidente.
Esta guerra no es sólo por el petróleo, los minerales, las telecomunicaciones y los recursos naturales. Tampoco se trata de matarnos a todos los indígenas, pues alguien tiene que trabajar para producir la riqueza que los coyotes disfrutan. Esta guerra es, sobre todo, contra nuestra cultura, se trata de exterminar nuestra identidad.
Esta guerra de Exterminio empezó con “la espada y la cruz”, es decir, con la Evangelización. La sistemática destrucción de la cultura náhuatl no fue producto de un descuido o un error. Fue una acción militar más en el plan de la guerra.
Al consumarse la Conquista, la cultura náhuatl debió aparecer muerta para siempre:
un pueblo proclamado inferior y quemado en su rostro con la marca infamante de la esclavitud; una religión rebajada al nivel de brujería; creencias calumniadas y perseguidas; un alto pensamiento totalmente desvirtuado. Los libros de las bibliotecas habían sido quemados en las plazas públicas como obra del diablo; los viejos sabios, guardianes de la tradición, desaparecidos; las obras de arte destrozadas. Todo quedó suspendido, solo la tradición oral, solo la memoria colectiva, fue quedando como herencia en nuestros pueblos.
La historia náhuatl desapareció, y en su lugar se impuso la del pueblo judío. De repente, la historia de los nahuas ya no estaba en estas tierras sino en el Medio Oriente. Los antiguos mitos y personajes nahuas fueron sustituidos por los de la Biblia.
Sin embargo, el proceso de conversión religiosa no resultó totalmente exitoso. A pesar de que los frailes, los virreyes y las autoridades coloniales lucharon contra la vigencia de la antigua religión náhuatl, mucho de la antigua espiritualidad sobrevive hasta el presente en nuestras comunidades.
Actualmente en Huitziltepec se levanta arrogante la parroquia de Santa Clara de Asís, prueba irrefutable de la imposición de la religión católica en la Mixteca poblana. Sorprendentemente los 300 años de dominación española no lograron exterminar la lengua náhuatl, en mi pueblo la gente siguió hablando el macehualahtoli.
En teoría, la Independencia de México marcó el fin de la explotación colonial. En la práctica los pueblos indígenas perdimos nuestros territorios y quedamos en calidad de desposeídos; la naciente Republica estableció el predominio de la propiedad privada.
Los macehuales, es decir, las gentes de la cultura náhuatl, dejamos de serlo para pasar a ser simplemente “mexicanos”. Si durante la Colonia los misioneros católicos utilizaron las lenguas nativas para fines de catequización, en los primeros años de Independencia el objetivo fue exterminarlas.
Hace apenas 100 años, en 1914, todavía en Huitziltepec se hablaba el náhuatl, pero llegó la Secretaría de Educación Pública.
De los escombros que dejó la Revolución mexicana se creó la SEP, su política fue la de “incorporar” al indio a la sociedad nacional, una sociedad que se imaginaba biológicamente mestiza, lingüísticamente castellana y culturalmente occidentalizada.
La escuela rural fue la encargada de aculturar y castellanizar a los indígenas. Se argumentó que el estado de atraso en que éstos se encontraban se debía a que no compartían los mismos esquemas culturales y lingüísticos que el resto de la sociedad nacional. Nada se habló de la situación de explotación, despojo, represión y desprecio en que se nos mantiene.
Para conseguir sus objetivos la escuela rural mexicana puso en práctica el método de la castellanización directa, prohibiendo al alumnado indígena el uso de su lengua materna en el aula, provocando con ello una subestimación y negación de la identidad étnica.
Y eso es lo que pasó justamente en la comunidad nahua de Santa Clara Huitziltepec.
En la memoria colectiva se recuerda que en la primaria Aquiles Serdán, le daban de varazos a los niños que cometían la osadía de hablar en náhuatl. Los maestros les advertían claramente que ya no iban a hablar así.
Aunque actualmente en Santa Clara Huitziltepec ya no se habla la lengua náhuatl, se mantiene en uso un extenso vocabulario. La violencia física y psicológica contra los alumnos y alumnas de la primaria Aquiles Serdán continúa, todavía hay maestros que la ejercen como método de enseñanza. Además, una nueva embestida de Occidente se está llevando a cabo, ahora es la cultura anglosajona la que se está imponiendo: su lengua, sus comidas y bebidas, sus sectas, sus valores.
En resumen, los macehuales nunca nos independizamos del dominio y control de Occidente, sólo ha ido cambiando el opresor.
Respetables jueces de esta sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos, no venimos aquí para quejarnos y lamentarnos. Como Escuela, por pequeños que seamos, estamos ejerciendo nuestra autonomía en los hechos.
Estamos aquí para denunciar que en Santa Clara Huitziltepec no “perdimos” la lengua náhuatl, como quien deja algo olvidado, por descuido. No.
De esta grave situación hay responsables directos y lo son: el Estado Mexicano, la Secretaría de Educación Pública y la escuela primaria Aquiles Serdán.
Los niños de Santa Clara Huitziltepec que fueron agredidos por hablar en náhuatl crecieron y se hicieron jóvenes; crecieron más y se hicieron padres de familia. Sus hijos se hicieron niños y luego jóvenes… y en unas cuantas generaciones un pueblo fue despojado de su lengua.
Hoy los jóvenes no tienen un rostro propio, tienen una máscara occidental, grotesca y mal puesta. Para algunos, su ilusión es aprender el inglés e irse a Estados Unidos para servirle de gato a los gringos; para otros es estudiar y enriquecerse a costa de lo que sea; los hay quienes sueñan con entrar a las filas del crimen organizado, lo digo en serio.
¿Existe entonces esperanza alguna para las generaciones futuras de Huitziltepec?
No se puede reparar el daño ocasionado; pero el camino para la paz con justicia y dignidad empieza indefectiblemente por 2 cosas:
- A nivel local: Deberá enseñarse de manera obligatoria la lengua náhuatl en todas las escuelas de Huitziltepec; además de poner un alto a las agresiones contra alumnos y alumnas.
- A nivel nacional: elevar a rango constitucional los Acuerdos de San Andrés, traicionados en 2001 por los 3 poderes de la nación. Pues en ellos se establece una nueva relación entre el Estado mexicano y los pueblos indígenas, basada en el respeto a la diferencia. Se reconoce que la autonomía es la expresión concreta del ejercicio a la libre determinación; y los gobiernos se comprometen a respetar el que hacer educativo de los pueblos indígenas dentro de nuestro propio espacio cultural.
Por último, debo decir que su mundo, el de Occidente, se está derrumbando y el nuestro, el de los pueblos originarios, está resurgiendo.
La cultura náhuatl no es cosa del pasado, está viva y presente de muchas formas. Una de ellas es en la literatura náhuatl contemporánea. En palabras del escritor nahua Natalio Hernández:
“Los antiguos tlamatinime, sabios del mundo indígena, al verse dominados tuvieron que ocultar sus conocimientos en espera de un tiempo nuevo”.
Nosotros, desde la EAEZ, decimos que ese tiempo se llegó. Gracias.
El 9 de noviembre la EAEZ participó en el eje Feminicidio y Violencias de género.
Buenas tardes.
Mi nombre es Filo Zitlalxochitzin, maestro de la Escuela Autónoma Emiliano Zapata.
El lema de nuestra escuela es:
“Porque somos iguales tenemos derecho a ser diferentes”
En mi caso, soy discriminado por triplicado: por ser pobre, por ser indio y por ser puto.
Y es que no es lo mismo ser homosexual en la ciudad y en el campo.
En la ciudad están los bares, discotecas y saunas, los hoteles y restaurantes “gay friendly”. .
En nuestros pueblos la realidad es otra: no hay lugares “de ligue”, tampoco lugares “de ambiente”.
Los gays de la ciudad nos discriminan por ser de pueblo, por ser prietos, por ser nacos, por hablar mal el español.
Vemos que en las ciudades hacen grandes marchas, que más bien parecen carnavales, para celebrar un tal Pride Day, o sea día del Orgullo Gay. Escuchamos que se arman grandes debates sobre la posibilidad o no, de legalizar matrimonios entre personas del mismo sexo. Pero:
¿Cómo es ser homosexual en mi pueblo?
Se les desprecia desde niños si son afeminados; yo he escuchado a un paisano decirle a su hermano: ni modo carnal, tu hijo te salió puto. Como si ser homosexual fuera la desgracia más grande.
Varios jóvenes optan por irse del pueblo para alguna ciudad y pasar desapaercibidos.
Hay más de un caso de jóvenes que tienen que fingir ser “normales”, para lo cual mantienen una relación de noviazgo, algunos de plano terminan casándose, con una mujer por supuesto; lo cual los convierte en seres frustrados y reprimidos de por vida, además de hacer infeliz y desgraciar la vida de una mujer, al engañarla y utilizarla de tal forma.
Hace apenas un par de años, un jovencito de unos 16 años, afeminado, fue obligado violentamente a tener sexo; su agresor lo hizo desnudarse. Al terminar, su agresor se llevó su ropa y lo dejó ahí, en un terreno, llorando, desnudo, impotente.
Yo mismo, he sido víctima de la homofobia en mi pueblo. Por ejemplo, el 24 de febrero del 2013, el candidato por el PAN a la presidencia municipal de Huitziltepec, se presentó en las instalaciones de la Escuela Autónoma Emiliano Zapata y se puso a patear salvajemente el zaguán y a gritar: ¡Sal, pinche puto, maricón, te voy a partir tu madre!
Poco tiempo después una maestra del Jardín de niños Gabino Barreda me invitó, por escrito, a su clase con la intención de que les platicara a sus alumnos sobre la tradición de los Huehues, o sea el Carnaval de pueblo, y para que les enseñara a hacer mascaras de papel. Entonces varios padres de familia panistas se negaron, argumentando que era un “peligro” que un homosexual estuviera en el salón de clases con los niños.
El 19 de febrero del 2014 rayonearon y escribieron varias veces la palabra PUTO sobre una de las pinturas murales que se encuentran en las paredes exteriores de la Escuela Autónoma Emiliano Zapata.
Hace poco, un señor de los más católicos en una plática opinó que “deberían de quemar vivos a todos los putos del pueblo”.
Respetables miembros del jurado de este Tribunal Permanente de los Pueblos Capitulo México, nosotros, como EAEZ, vemos que el modelo civilizatorio que se nos impone, el occidental, es directamente responsable de la violencia contra la diversidad sexual.
Sus dos pilares, el judeo cristianismo y el capitalismo, son la raíz del rechazo, el odio y la discriminación hacia lo diferente.
Por un lado, la Iglesia católica y todas las demás sectas cristianas que pululan por nuestros pueblos, plantean que ser homosexual es antinatural, una aberración, una degeneración, un pecado; que lo “natural” es la relación monógama macho-hembra.
Por otro lado, el Estado mexicano plantea que la base de la sociedad es la familia, sí, pero la familia formada exclusivamente por un hombre y una mujer. Lo cual es absurdo pues hoy en día hay muchas formas de familia.
En mi pueblo, por ejemplo, está el caso del señor que tenía 2 mujeres, o sea dos compañeras, y ellas estaban de acuerdo. Él murió, y actualmente una de ellas se va a trabajar mientras la otra se queda a cargo de los hijos de ambas; sin duda ellas forman una familia.
El problema es que un Estado que se dice laico se legisle de acuerdo a la moral cristiana.
Yo, como mazehual, indígena de la cultura náhuatl, pienso que la lucha por la diversidad sexual en nuestros pueblos no está en arremedar lo que hacen en las grandes ciudades globalizadas.
Lo que queremos, lo que necesitamos, es poder despertar tranquilos cada mañana sin que el miedo esté en la agenda del día; el miedo a que nos griten o nos peguen por ser como somos.
¿Qué le espera a las generaciones futuras si hoy nada hacemos al respecto?
De nuestra parte, a los niños y jóvenes que acuden a la EAEZ les enseñamos que tenemos que ver y entender al ser humano como lo que es, una especie más del reino animal; que la diversidad sexual no es un pecado ni un delito, mucho menos un defecto; que es lo más normal que hay en la naturaleza; planteamos que en los animales existe una gran diversidad de formas de reproducción sexual, que la mayoría son unisexuales pero que algunos grupos son hermafroditas.
Les explicamos que el comportamiento sexual de los animales es mucho más complejo y diverso de lo que se suele creer, puesto que existen 1500 especies animales con tendencias homosexuales: insectos, perros, gatos, loros, pulpos… y, por supuesto, primates.
Como escuela planteamos que esta forma de organizar la sociedad, machista y homofóbica, es parte de un sistema que se llama Capitalismo. Así que no es cuestión sólo de hacer más leyes, sino de acabar con este modelo económico-político, el libre mercado; en el que los gays se conviertesn en una mercancía más.
Como indígenas, no queremos regresar a lo de antes, como si lo antiguo hubiera sido la utopía más acabada, sabemos que no fue así, que también hubo represión y discriminación. En algunos pueblos nahuas todavía se usa la palabra huilo, de huilontli, para decir maricon.
Lo que queremos es construir un mundo nuevo, diferente, incluyente, más justo y más humano. Y vemos que como indígenas que somos , este empieza por el reconocimiento constitucional de los Acuerdos de San Andrés, traicionados en 2001 por los 3 poderes de la nación y en los que se establece una nueva relación entre el Estado mexicano y los pueblos indígenas, basado en el respeto a la diferencia.
En dichos acuerdos, en el inciso “g”, del punto número 5 del documento número 2, se establece:
En la Carta Magna, asegurar la obligación de no discriminar por origen racial o étnico, lengua, sexo, creencia o condición social, posibilitando con ello la tipificación de la discriminación como delito.
Para terminar, quiero comentar que el cura Nicolás Aguilar, acusado de abusar sexualmente de decenas de niños tanto en México como en Estado Unidos, después de haber sido demandado en la corte de California, y con la plena complicidad de la alta jerarquía de la Iglesia católica mexicana para evitar su detención, fue regresado a México.
¿Y a dónde creen que lo mandaron a esconderse?
Pues a la parroquia de Santa Clara Huitziltepec, o sea a mi pueblo. En donde intento abusar de al menos 3 infantes.
Viene al caso porque hay quienes piensan que todos los homosexuales son “violadores” de niños.; al menos en mi pueblo hay quienes así lo consideran. Esa es la mentira más grande. Sería como afirmar que un hombre a quien le gustan las mujeres, es un violador de niñas en potencia.
Hace un par de años precisamente en Puebla se dio el escándalo del gober precioso, Mario Marín, por su relación con el empresario Camel Nacif, y la violación a los derechos más elementales de la periodista Lydia Cacho.
Lidia Cacho dio a conocer la red de prostitución infantil que gangrena el sureste del país, y en la que se encuentran implicados políticos y empresarios, eso sí, bien machitos.
Lo que quiero decir es que un violador, un abusador sexual, lo es, independientemente de su orientación sexual.
Gracias.
Dictamen
El día 10 de noviembre el jurado señaló en su dictamen: Si hablamos de guerra sucia, violencia, falta de acceso a la justicia, la mayoría de las víctimas son jóvenes. Si hablamos de feminicidios y víctimas de violencia de género, la mayor parte son jóvenes; si hablamos de precarización laboral, desocupación, superexplotación, despojo de derechos laborales, los y las jóvenes constituyen un núcleo mayoritario; si hablamos de migración y desplazamientos, el grueso de la población forzada a seguir ese camino está constituida por jóvenes; al analizar los múltiples efectos de la devastación ambiental, de la destrucción del maíz, de la pérdida de soberanía alimentaria, de la descampesinización de millones, de la ruptura de la relación entre comunidades y pueblos indígenas y la tierra, verificamos que también allí la juventud integra una gran parte del sector victimizado; el desmantelamiento de la educación en todos sus niveles, la desinformación, la censura y el desarrollo de contenidos comunicacionales que apuntan a moldear subjetividades individuales y colectivas manipulables, tienen como blanco privilegiado a los jóvenes; igualmente, las agresiones a los movimientos sociales, en cuya composición es notable la presencia de jóvenes.